Janpal Kaur/Compassion Times

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Los días de Vaisakhi son siempre especiales. ¿Y cómo no han de serlo si es el día de celebración de la khalsa? Un tiempo de encontrase con la comunidad sikh, de sentirse acompañado por personas que comparten nuestro camino espiritual y reflexionar.

Me gustan esos encuentros y para mi las reflexiones comenzaron el domingo cuando en la glorieta de la Diana Cazadora, en Reforma, vi a un grupo haciendo kundalini yoga bajo la dirección de una maestra con turbante. ¡Ah, mi corazón fue tocado al ver una kundalini yogui haciendo su trabajo! y pensé en la suerte que tenemos por  tener la ocasión de compartir las enseñanzas de nuestro maestro en plena calle y yo por poder ir al Vaisakhi.

La cita fue a las 10 de la mañana en la Roma, pero es seguro que los preparativos debieron haber comenzaron desde muy temprano pues de otra forma no hubiese sido posible preparar todos los ornamentos y arreglos en el lugar para el evento. Me encontré tanto a la comunidad Kundalini yogui como a la comunidad sikh de México, interactuando y construyendo juntos el Vaisakhi, con oraciones, música, palabras, compromiso pero sobre todo devoción. Si bien, quienes practicamos Kundalini yoga no necesariamente profesamos la religión sikh, sí agradecemos que dentro de esa tradición hayan existido varios grandes maestros de la Cadena Dorada que preservaron la pureza de estas enseñanzas para que llegaran a nosotros. Por eso, aunque no necesariamente compartimos sus religiosidad, sí tenemos un profundo respeto por los gurús y los maestros de esa tradición.

El evento transcurrió lleno de esplendor, sin embargo, parte del festejo en particular me conmovió: la toma de votos dirigida por Ravi Kaur  y el discurso tan emotivo e inspirador de Guru Jodha Singh previo al ritual (ver nota Fundirse con la Luz de lo Divino).

La disertación de Gurujodha Singh fue motivo de conversación entre los asistentes, porque sus palabras tenían el poder de venir desde su corazón.

Fue muy emocionante y alentador ver como en nuestra comunidad, integrantes de diversas generaciones podemos hacer juntos que las cosas pasen.

Al finalizar el evento se ofreció langar (comida), gatkha,  bhangra, concursos y vendimia.

Vaisakhi, siempre ocasión de meditar, reflexionar, de encuentros, de saber y sentir que somos una comunidad. Sobra decir que ese domingo, sevadares, kundalini yogis, sikhs, amigos y familiares salimos con el corazón mucho más ligero de como entramos y con una sonrisa en el rostro que ni el calor de esa tarde pudo quitarnos.