SADHANA DE OTOÑO

Sadhana de otoñoPor Sat Atma Singh

El Sadhana es el trabajo de los yoguis y yoguinis. El cuerpo su taller. El sonido y el silencio dos poderosas herramientas para modelar la consciencia.

Estas enseñanzas quedaron en los corazones de 30 participantes en el Cuarto Sadhana de Otoño organizado por Ikyta México el 1, 2 y 3 de octubre en Tonalli, un centro de retiros en Tenancingo, Estado de México.

Las experiencias y el aprendizaje de quienes asistieron es íntimo, difícil de describir en palabras, pero a nivel grupal se creó un espacio de comunión lleno de armonía, complicidad y unión.

El grupo y su energía se convirtió en una hoguera, en un fuego purificador que también nos dio luz y nos transmitió calor, según lo necesitamos. Se creó un espacio en donde pudimos lanzar a las llamas cosas de las que necesitamos despojarnos, como nos despojamos también de esas precauciones con las que muchas veces nos mostramos ante los demás para mostrarnos de una manera más auténtica, más fiel a nuestra esencia.

Jap Singh con sus armonias y acompañamiento musical, Gian Kaur Khalsa con la sabiduría implícita en su mismo nombre, Mahan Kirn Kaur Khalsa con su majestuoso control del espacio y Sat Purakh Kaur Khalsa con la dulzura de su voz y presencia desempeñaron el papel de atizar el fuego, de remover las brasas con sus conocimientos para mostrar todo lo que cada uno podía brillar y como, todos juntos, formamos una fogata esplendorosa, capaz de alumbrar hasta el más oscuro resquicio.

En palabras de Gian Kaur, el encuentro se trató de “el Naad, el sonido y la presencia es un sonido… es anahat, es el sonido del amor”.
Y en realidad la experiencia de esos tres días es difícil de describir con palabras. Quizás, si el silencio sirviera para transmitir un mensaje, en este caso sería más preciso.
“Escuchar el sonido es escuchar a tu alma y el alma se escucha a través del mantra, en el Naad y eso te abre a una experiencia que es infinita, que va más allá de la polaridad”, expresó Gian Kaur, de origen brasileño pero cuyo sendero como maestra la llevó también a Europa.

“Nosotros vivimos en la polaridad, en la maya, pero tenemos la habilidad de invocar lo otro que es lo infinito y entonces el escuchar la presencia, el Naad y percibir te lleva a ese espacio creativo que va más allá”, agregó la maestra basada desde hace más de 20 años en Guadalajara en donde enseña Kundalini Yoga y ha promovido la realización anual de un cada vez más exitoso evento de Tantra Yoga Blanco.

Del espacio y su percepción nos enseñó Mahan Kirn Kaur, quien con su larga experiencia con Sat Nam Rasayan nos guió para conectarnos con ese espacio neutral que permite sanar cuando se tiene la intención de hacerlo. Sin intervenir, sin manipular, simplemente permitiendo, dejando fluir las energías y sensaciones y percibiendo, distinguiendo sin discriminar, la mayor cantidad de sensaciones a diferentes niveles de sutileza.

Así logramos, por ejemplo, al hacer ejercicios en pareja, trabajar y sanar en la percepción que cada uno de nosotros tenía de sí mismo. También nos condujo a equilibrar los hemisferios cerebrales.
En cambio, Sat Purkh Kaur lo que hizo fue prácticamente abrir nuestro centro del corazón a través de la kriyas y mantras que resonaran desde ese chakra.

Nos dijo, por ejemplo, que en la zona del diafragma quedan almacenados traumas que hemos tenido en nuestras vidas y que implantan patrones en nuestra respiración y en nuestra capacidad de vibrar con los mantras, así que trabajamos en romper con esos patrones. También nos mostró como la podíamos sanar a otros a través de otras técnicas curativas que ella ha estudiado y desarrollado a lo largo de años de experiencia como sanadora.

Al finalizar el retiro, bajo la dirección de Sat Tara Singh, realizamos un ejercicio comunitario. Una pequeña dinámica que nos ayudó a estar conscientes que el siguiente paso en la expansión de nuestra consciencia radica en que nos identifiquemos con las personas que nos rodean y nuestra conclusión fue que somos un conjunto de individualidades que nos hemos unido con un fin común y una forma de vida común y la belleza de esto es que cada quien enriquece con sus aportes al grupo, significa un sostén para los demás y estamos aquí todos para nutrirnos y expandirnos.

¡Wahe Gurú!

 

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