Un lugar dónde trascender en DF: Sukhmaani Yoga Studio

Posted on: Viernes, oct 28, 2011

Por Sat Atma Singh/Compassion Times

DISTRITO FEDERAL _ Trascender a través de los actos, del amor y devoción fue el propósito que Hari Jot Kaur sembró en los corazones de sus más cercanos y queridos, en quienes inspiró el anhelo de su vida.
El Universo quiso que el poderoso deseo en Hari Jot Kaur de ofrecer bienestar a otros se concretara. Aun cuando ella dejó este plano de vida, sus sueños se transformaron en un centro de yoga que fue inaugurado por su esposo y su hijo el 15 de octubre en la colonia Las Aguilas, en el sur de la capital mexicana. 
Sukhmaani Yoga Studio es un espacio que irradia luz, así que por esto es como un faro, pero es también una laguna de aguas calmas que también da tranquilidad. Seguramente muchas personas encontrarán en los salones de este magnífico lugar herramientas para apaciguar la zozobra de sus vidas.
Desde afuera del recinto resalta una bella mandala tallada en la blanca puerta principal y al lado están grabados los caracteres en Gurmuhki del Mul Mantra. Al cruzar ese umbral da la sensación de desplazarse a otra dimensión.
La historia del sitio se remonta a hace cinco años, cuando Hari Jot Kaur heredó tras la muerte de su madre la casa familiar. La misma donde creció y comenzó hace casi 30 años el romance con el que se convirtió en el compañero de su vida, Guillermo de la Torre.
Desde el comienzo, Hari Jot Kaur pensó en aprovechar la casa para crear un sitio donde poder ejercer las dos pasiones de su vida: la psicología y el kundalini yoga, así que los planes para remodelar el lugar comenzaron de inmediato, recordó De la Torre.
Sin embargo, a los planes se interpuso un inesperado acontecimiento. De la Torre recuerda que un par de semanas después de que Hari Jot Kaur terminara una cuarentena de “sadhana ambrosial” que nunca antes pudo completar, sufrió una apendicitis que se complicó y desencadenó en ella una grave y fulminante infección que acabó con su vida a inicios de noviembre del 2010.
Casi un año más tarde, en el día de la inauguración, De la Torre pronunció un emotivo discurso ante un centenar de invitados a la ceremonia y festejo. Las palabras que entre sollozos y suspiros pronunció, explicaron que tras el desafortunado y repentino deceso de su esposa, la manera en que él y su hijo Andrés consideraron apropiada para honrar su memoría era finalizar el proyecto del centro de yoga que tanto la apasionaba.
Así que siguieron trabajando de la mano de los arquitectos Alvaro Carrera Hernández y Julia Hernández Martínez en la transformación y decoración de la casa.
De la Torre dijo que respetaron aspectos que su esposa había definido desde antes de morir. Detalles que son súper importantes y le aportan gran comodidad al centro, como el hecho de que los tres salones de clases cuentan con grandes ventanales que facilitan no solo la iluminación del lugar sino la circulación de aire fresco, elementos cruciales cuando hay un grupo de personas que buscan armonía en el entorno para desarrollar rutinas de ejercicios físicos y de meditación.
Pero el espacio no solo es cómodo. Es también hermoso. 

Vista del salón principal.

Al pronunciar unas breves palabras para felicitar a los propietarios, la directora del Instituto Mexicano de Yoga Ana Paula Domínguez no dudó en calificarlo como el centro de yoga más lindo que haya visto.
En el vestíbulo fueron instalados un pequeño mostrador donde se exhiben algunos productos en venta, como música y literatura relacionada con el yoga y las terapias que se ofrecerán en el lugar. En el mismo espacio, que antes de las remodelaciones habrá sido la cochera de la casa, hay un bar donde se ofrecen alimentos y bebidas y una pequeña recepción con guardarropa.
También hay una escalera que conduce al primer piso de ese conjunto, en donde se encuentran dos pequeños salones que servirán a terapeutas, masajistas y profesionales que quieran dar consultas privadas. El colorido mosaico de los pisos de esta área realzan notablemente la blancura que predomina en la totalidad del centro.
Para continuar el recorrido, en el extremo izquierdo hay un corredor que recorre transversalmente todo el lugar y entre el primer conjunto arquitectónico y el siguiente, hay un hermoso jardín con el piso decorado de piedras volcánicas, una fuente y plantas.
En seguida un segundo edificio también de dos plantas, en la baja se encuentran dos amplios salones de yoga, con piso de madera y tarimas para que se acomode un maestro. El salón donde se desarrolló la ceremonia de inauguración, tiene una ventana a ángulo, casi del alto de la pared, que abarca toda la parte trasera y la mitad del largo del mismo. El otro salón, ligeramente más pequeño, también tiene un amplio ventanal en uno de los costados.
En la planta alta se encuentran dos oficinas, cada una con su respectivo balcón. De un lado el balcón hace de techado para proteger de la lluvia el corredor principal de la planta baja y como mirador al jardín interno antes descrito, y al otro lado, una terraza que provee un bello espacio para hacer prácticas al aire libre con grupos reducidos.
Por último, hay otro jardín a forma de L y tambén con piso de piedras volcánicas que da vista al salón principal del centro. Con el jardín de por medio, al fondo están los baños, una pequeña bodega y otra pequeña habitación podrá también aprovecharse para dar terapias y consultas privadas.
Los arquitectos crearon un espacio armónico, muy iluminado no solo por los amplios ventanales con herrería cuadrangular sino porque todo el centro está pintado de blanco, que inspira pureza y tranquilidad al espíritu.

“Hicimos varios bocetos y tuvimos muchas ideas que descartamos, una fue que ella (Hari Jot) quería que hubieran espacios que representaran los diferentes elementos: fuego, agua, tierra… pero eso al final se desechó”, comentó el arquitecto, quien lamenta no haber podido cumplir el ofrecimiento que había hecho a su clienta de asistir a una de las clases de kundalini yoga que impartía.
El espacio sin duda refleja el significado del nombre del lugar, ya que Sukhmaani en gurmuki significa “laguna de paz”. 

De derecha a izquierda, de pie, Arturo de la Torre, Ardas Kaur Khalsa y Andres de la Torre.

“Lorena (Hari Jot Kaur) quería crear un espacio en donde la gente llegara y encontrara tranquilidad y armonía, pero lo más importante era que ese bienestar no lo dejaran aquí sino que pudieran llevarlo y reflejarlo en sus casas y sus hogares”, comentó De La Torre.

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