Cosas y comidas contienen químicos que rompen balance hormonal

Posted on: Viernes, may 4, 2012

Por  NICHOLAS D. KRISTOF/NY TIMES

Los científicos están observando con creciente alarma que algunos químicos que parecen hormonas pueden tener algunos efectos grotescos.

Un herbicida usado ampliamente actúa como una hormona que feminiza los animales machos en el mundo silvestre. Algunas ranas macho pueden tener órganos femeninos y algunos peces machos pueden incluso producir huevos. En un lago de Florida contaminado con estos químicos, los lagartos machos tienen penes minúsculos.

En estos días hay también una evidencia creciente que vincula este tipo de químicos con problemas en los humanos. Entre los cuales caben mencionar el cáncer de seno, la infertilidad, bajo conteo de espermatozoides, deformidades genitales, menstruación prematura e incluso diabetes y obesidad.

Philip Landrigan, un professor de pediatría en la escuela de medicina Monte Sinaí dice que un defecto congénito llamado hypospadias, un desajuste en la uretra, es ahora el doble de frecuente de en los niños recién nacidos de lo que solía ser. El sospecha que la causa son los “interruptores endocrinológicos”, denominados así porque pueden causar estragos en el sistema que administra las hormonas del cuerpo.

Los “interruptores endocrinológicos” se encuentran por doquier. Están en el papel térmico que imprimen los recibos de las bombas de gasolina y los cajeros automáticos. Están en la comida enlatada, cosméticos, plásticos y empaques de alimentos. Si examinas tu sangre u orina y seguramente los encontrarás ahí, así como en la leche materna y en la sangre del cordón umbilical de los bebes recién nacidos.

En este año de campaña electoral (en Estados Unidos), seguramente escucharemos un sinfín de quejas sobre las excesivas regulaciones del gobierno. Pero esta es una cuestión en la que los científicos son cada vez más críticos de nuestro gobierno por su fracaso en poner un freno a la gran industria química y regular los interruptores endocrinológicos adecuadamente.

El mes pasado, la Sociedad de Endocrinología, la principal asociación de expertos en la materia, reprendió a la Administración de Alimentos y Drogas por no prohibir en los empaques de alimentos el bisphenol-A, un interruptor endrocrinológico muy común conocido como BPA. El año pasado, ocho organizaciones de médicos, que representan a genetistas, ginecólogos, urólogos y de otros campos, hicieron un llamado conjunto en la revista Science a endurecer las regulaciones de los interruptores endocrinológicos.

¿Acaso nuestro gobierno no debería estar tan atento a las amenazas en nuestro abarrotes como lo es con las amenazas en las montañas de Afganistán?

Los investigadores advierten que los interruptores endocrinológicos pueden desencadenar cambios hormonales en el cuerpo que pueden permanecer ocultos por décadas. Uno llamado DES, una forma de estrógeno sintético, solía ser prescrito rutinariamente a las mujeres embarazadas para evitar abortos espontáneos y las náuseas matinales, y causaba pocos daños a las mujeres mismas. Pero resultó que provocaba cáncer vaginal y de senos, décadas después, en sus hijas y por eso ahora está prohibido.

Los científicos han sabido desde hace mucho que variaciones mínimas en los niveles de hormonas influyen en el desarrollo del feto. Por ejemplo, una gemela mujer está ligeramente masculinizada si el otro gemelo es un varón, porque está expuesta a algunas de sus hormonas. Los estudios han descubierto que estas gemelas femeninas, en promedio, pueden tender a ser ligeramente más agresivas y buscadoras de sensaciones cuando son adultas pero tienen menos tasas de desórdenes alimenticios.

Ahora los expertos temen que los interruptores endocrinológicos tengan efectos similares, actuando como hormonas y empantanando especialmente el delicado balance en los fetos. La más reciente iniciativa de académicos es un análisis sin precedentes, de 78 páginas, que será publicado el mes entrate en Endocrine Reviews, la publicación más importante de este campo.

“Los cambios fundamentals en los exámenes químicos y la determinación de su seguridad son necesarios para proteger la salud humana”, declara el análisis. Linda S. Birnbaum, la jefa nacional de los científicos ambientales y toxicólogos, respalda el escrito.

El artículo fue escrito por un panel de 12 miembros que pasó casi tres años revisando la evidencia. Concluyó que el sistema de seguridad de la nación está dañado en lo que respecta los interruptores endocrinológicos.

“Para muchos interruptores endicronológicos que han sido bien estudiados, pienso es que justo decir que tenemos suficientes datos para concluir que estos químicos no son seguros para el consumo de poblaciones humanas”, dijo Laura Vandenberg, una bióloga de la universidad de Tufts que fue la principal autora del texto del panel.

Preocupantes nuevas investigaciones sobre los efectos a largo plazo de estos químicos están siendo publicadas constantemente. Un estudio encontró que las mujeres embarazadas que tienen niveles altos de un interruptor endocrinológico muy común, PFOA, son tres veces más proclives a tener hijas que crecerán teniendo sobre peso. El PFOA es inevitable. Está en todo, desde las bolsas de palomitas de maíz para microondas hasta las soluciones para limpiar alfombras.

La industria química dice que todo esto es ciencia sensacionalista. Hasta ahora, ha bloqueado regulaciones más estrictas en Estados Unidos, aun cuando Europa y Canadá han adoptado controles más fuertes sobre los interruptores endocrinológicos.

Sí, existen ciertas dudas. Pero los científicos que conocen más sobre los interruptores endocrinológicos están adoptando medidas extremas para proteger a sus familias. El jefe científico de la Environmental Health Sciences y co autor del nuevo estudio, John Peterson Myers, dijo que su familia ha dejado de comprar comida enlatada.

“No usamos recipientes plásticas para calentar comida en el microondas”, añadió. “No usamos pesticidas en casa. Rechazo los recibos cada vez que puedo. Mi respuesta automática en los cajeros automáticos de mi banco es que no quiero recibos. Y no los pido en las gasolineras”.

Yo estoy tomando la sugerencia de los expertos y deseo que el gobierno de Obama lo haga también.

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El artículo original lo puedes encontrar aquí:

http://www.nytimes.com/2012/05/03/opinion/kristof-how-chemicals-change-us.html?smid=fb-share

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