Esto le hace el azúcar al cerebro: sabotea el aprendizaje y la memoria

Posted on: Miércoles, may 16, 2012

Por Elaine Schmidt/UCLA

Un nuevo estudio de la Universidad de California en Los Angeles UCLA con ratas mostró como una dieta con continuos altos contenidos de fructosa lentifica el cerebro, dificultando la memoria y el aprendizaje, y cómo los ácidos grasos Omega 3 contrarrestan ese trastorno. La revista arbitrada Journal of Physiology publica los hallazgos en su edición del 15 de mayo.

“Nuestros hallazgos muestran que lo que comes afecta tu forma de pensar”, dijo Fernando Gómez Pinilla, un profesor de neurocirugía en la escuela de medicina David Geffen de UCLA y profesor de biología integrativa y fisiología en el colegio de letras y ciencias de UCLA. “Comer una dieta de alta-fructosa durante largos términos de tiempo altera la habilidad del cerebro para aprender y recordar información. Pero agregar acidos grasos omega 3 en tus alimentos puede ayudar a minimizar el daño”.

Algunas investigaciones anteriore shan revelado cómo la fructose daña el cuerpo a través del papel que juega en el desarrollo de la diabetes, obesidad y el hígado graso, este es el primer estudio que devela cómo los edulcorantes afectan el cerebro.

Las principales fuentes de fructosa en la dieta Occidental comprenden la caña de azúcar y el járabe de maíz de alta fructosa, un barato endulzante líquido. Mucho más dulce que la caña de azúcar, el jarabe es ampliamente usado en los alimentos procesados, incluidos los refrescos, sodas, condimentos, salsa de manzana y comida para bebés. El estadounidense promedio consume aproximadamente 21,3 kilogramos de azúcar de caña y 16 kilos de jarabe de maíz alto en fructosa por año, según el departamento estadounidense de Agricultura.

“Estamos menos preocupados respecto a la fructosa que se encuentra naturalmente en la fruta, la cual también contiene importantes antioxidantes”, explicó Gómez Pinilla, quien también es miembro del Instituto de Investigaciones del Cerebro y del Centro de Investigaciones de Lesiones Cerebrales de la UCLA. “Nos preocupa más el jarabe de maíz alto en fructosa, el cual es incorporado en los productos alimenticios procesados como endulzante y preservante”.

Gómez Pinilla y el coautor del estudio Rahul Agrawal, un profesor de postdoctorado de India, estudiaron dos grupos de ratas, uno de los cuales consumió una solución de fructosa en vez de agua durante seis semanas. El segundo grupo también recibió ácidos grasos omega-3 a través de aceite de linaza y ácido docosahexaenoico (DHA), que protegen de daño en la sinápsis, la conexión química que ocurre entre las células cerebrales que permite tener memoria y aprender.

“DHA es esencial para la función sináptica, la habilidad de la células cerebrales para transmitir señales entre ellas”, dijo Gómez Pinilla. “Este es un mecanismo que hace el aprendizaje y la memoria posibles. Nuestros cuerpos no pueden producir suficientes DHA así que debe ser administrado como un suplemento en nuestra dieta.

Los animales fueron alimentados con comida para rata estándar y entrenados en un laberinto dos veces al día por cinco días antes de comenzar con la dieta experimental. El equipo de la UCLA probó cuan bien las ratas eran capaces de navegar el laberinto, que contenía numerosos huecos pero solo una salida. Los científicos instalar señales visuales en el laberintos para ayudar a que las ratas aprendieran y recordaran el camino.

Seis semanas después, los investigadores probaron la habilidad de las ratas para recordar la ruta y escapar del laberinto. Lo que vieron les sorprendió.

“El segundo grupo de ratas navegó el laberinto mucho más rápido que las ratas que no recibieron ácidos grasos omega-3”, dijo Gómez Pinilla. “Los animales que carecieron del DHA eran más lentos y sus cerebros mostraron una declinación en la actividad sináptica. Sus células cerebrales tenían dificultades enviando señales entre ellas, trastornando la habilidad de las ratas de pensar con claridad y recordar la ruta que habían aprendido seis semanas atrás”.

Las ratas que no tuvieron DHA también desarrollaron síntomas de resistencia a la insulina, una hormona que controla el azúcar en la sangre y regula la función sináptica del cerebro. Un examen minucioso del tejido cerebral sugirió que la insulina había perdido mucho de su poder de influenciar las células cerebrales.

“Debido a que la insulina puede penetrar la barrera sangre-cerebro, la hormona puede indicarle a las neuronas que desencadenen reacciones que trastornen el aprendizaje y causen pérdida de memoria”, dijo Gómez Pinilla.

Sospecha que la fructosa es culpable de la disfunción cerebral detrás de las ratas con déficit de DHA. Comer demasiada fructosa puede bloquear la capacidad de la insulina de regular cómo las células usan y almacenan azúcar para que se use como la energía que se requiere para procesar pensamientos y emociones.

“La insulina es importante en el cuerpo para controlar el azúcar en la sangre pero puede jugar un papel distinto en el cerebro, donde la insulina parece perturbar la memoría y el aprendizaje”, dijo. “Nuestro estudio muestra que una dieta con alta fructosa daña el cerebro así como el cuerpo. Esto es algo novedoso”.

Gómez Pinilla, originario de Chile y entusiasta de ejercitarse que practica lo que predica, recomienda a la gente mantener al mínimo el consumo de fructosa y suplir los postres azucarados por vayas frescas y yogurt griego, los cuales mantiene al alcance de su mano en un pequeño refrigerador en su oficina. Ocasionalmente, una barra de chocolate oscuro que no ha sido adicionada con muchos endulzantes también está bien, dijo.

Si aun así planeas desechar las precauciones y ser indulgente al comerse un helado bañado en chocolate? Entonces también coma alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como salmón, nueces y linaza, o tome una cápsula diaria de DHA. Gómez Pinilla recomienda un gramo de DHA por día.

“Nuestros descubrimientos sugieren que consumer DHA regularmente protege el cerebro de los efectos dañinos de la fructosa”, dijo Gómez Pinilla. “Es como guardar dinero en el banco. Quieres tenere una reserva para aprovecharla cuando tu cerebro requiera un poco de combustible adicional para combatir posibles padecimientos”.

El studio en UCLA fue financiado por el Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos y el Derrame Cerebral. El laboratorio de Gómez Pinilla examinará en el futuro el rol de la dieta en recuperarse de un trauma cerebral.

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